Todo es posible en Tajín

Escrito por el marzo 24, 2014

Este viernes 21 de marzo, día por demás lleno de una carga simbólica, se presentaron dos de las bandas de rock más innovadoras de los últimos años: Primus y Tool.

Con un espacio poco apropiado para un espectáculo musical histórico y una multitud entregada, se llevó cabo el segundo día de actividades de Cumbre Trajín.

Este año la Cumbre Tajín acuñó una frase que engloba todas las ideas que ayudaron a diseñar esta edición: La Revelación de lo Posible. En este sentido, la noche del 21 de marzo se convirtió en una revelación, los asistentes nos dimos cuenta que en Tajín todo es posible; y digo esto porque esa noche dos de las bandas más importantes en la escena “alternativa” mundial compartieron escenario, y lo hicieron con una intensidad pocas veces vista.

Siendo el bajo un instrumento tan poderoso y tan importante en la provocación de emociones y sentimientos, era necesario contemplar detenidamente la ejecución del gran Les Claypool y compañía. El tumulto de visitantes provenientes de todo el país e incluso de otras partes del continente americano y la propuesta musical de Primus conformaron el plato de entrada del bufet sonoro que deparaba para la noche.

Rock duro, sin concesiones, poco conservador y con mucha energía, así podríamos definir a este trío norteamericano que interpretó sus éxitos, aderezados con una serie de proyecciones muy sugerentes en tres pantallas… Claro, el público estaba extasiado con los sonidos e imágenes, no pareció importarles la espera de varias horas, ni el cansancio de todo un día de recorrido, o traslado.

Mientras unos coreaban, otros daban muestra del headbanging y sus complejas variantes; casi todos, por no tener una cifra exacta, portaban la indumentaria clásica del rockero: playera negra y jeans.

Todos juntos, todos aplaudiendo, chiflando y manoteando…algunos la hacía de bateristas, otros de guitarristas y los más atrevidos simulaban tocar el bajo a la par de Les Claypool. Eso, aquí y en Tajín es tener actitud.

Luego de un rato de agresivos bajeos Primus se despedía del público, la gente por su puesto les mostró respeto y admiración con intensidad.

Llegaba el tiempo de guardar la calma, el calor se mezclaba con la humedad propia de la selva y la costa, el respetable aprovechaba el tiempo para rehidratarse (acto necesario), estirarse, platicar con la pareja, amigos o simplemente para intercambiar impresiones del acto recién culminado.

Luego de casi media hora de espera, justo a las 10:40 de la noche los acordes de Danny Carey, Adam Jones y Justin Chancellor comenzaban a invadir nuestros cuerpos a través de nuestros sistemas nerviosos centrales y periféricos. Los ritmos de batería, guitarra y bajo sincronizados con cierto grado de complejidad nos mostraban ya el plato fuerte de la noche. En la oscuridad, sin reflectores, sin mostrarse, con ese misticismo que lo caracteriza estaba Maynard James Keenan; controvertido, introvertido, explosivo comenzó a desglosarnos Third eye, una pieza singular, quizá la lírica más oscura y la música más absoluta. Prying open my third eye.

Tool se había apoderado del escenario, el público desbordado en su totalidad y Tajín manifestaba vitalidad y energía…respiraba.

Lo característico de esta banda californiana es que siempre todo es un diálogo, la lírica dialóga por sí misma, es un intercambio de ideas, una comunicación entre el sujeto y el todo; la música es un diálogo intrínseco que poco a poco se va convirtiendo en un discurso comunitario, las estructuras sonoras están diseñadas para interactuar entre ellas, nadie sobresale, todos armonizan el ambiente. Por si fuera poco el diálogo que propone Tool incluye la parte visual, animaciones retorcidas, segmentos de sus videos, luces fuera de serie, mapeos, etc. Y claro el arte de Adam Jones y Breckinridge Haggerty nutrido con una potente iluminación sustituyen el uso de cámaras (petición del grupo) y propician un espacio aislado para Maynard.
Después de interpretar Vicarious el espectáculo comenzó a tomar forma, el escenario ya concentraba toda la atención, y aunque era imposible ver a los músicos debido a la mística que procuran el potente sistema de audio y la iluminación mantenían hipnotizados a todos y cada uno de los asistentes.

Quizá resultaba muy difícil decidir qué piezas tocar, sin embargo la selección que se hizo no pudo ser mejor (aunque esto provoque discusión) luego de Vicarious vino Schism, Push it, Lateralus y demás.

Al final, su clásico “Los amamos”

La gente agradecida, eufórica, cansada, sudando… pero con una satisfacción plena.

Fotografía: Fernando Aceves

 


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