BELZEBUTH. La profecía mexicana.

Escrito por el enero 13, 2019

Como Herodes, Belzebuth arremete contra los inocentes en busca del Mesías o de aquellos que desconfían del buen cine hecho en México.

En la historia de nuestro país existen muchos innombrables, seres poseídos por la soberbia y el hambre de poder y de joder. Belzebuth o Belcebú es para los cristianos el príncipe de los demonios, cuernudo, peludo y mammón (ávaro) como algunos políticamente conocidos. Belzebuth es históricamente uno de ellos, pero también es la nueva película de Emilio Portes.

En la frontera norte mexicana han ocurrido una serie de infanticidios. El agente Ritter, encargado de resolver los crímenes (y con un triste pasado), tendrá que hacer equipo con un grupo de investigación paranormal estadounidense (liderados por un cura excolmulgado) para lograrlo. En el camino, la realidad y lo sobrenatural tendrán una lucha representada por el bien y el mal, por defender al elegido y vencer al maligno.

Como dice el guión, en México hasta los ateos creen y yo creo en su cine. Belzebuth no es para nada una apuesta arriesgada, Emilio Portes dejó en claro desde su primera película (Conozca La Cabeza De Juan Pérez) que el azar no juega con su cine.

Ésta es una película intensa que manifiesta con gritos siniestros que el cine de Portes debe ser de miedo. De terror pues.

Me refiero al “arriesgue” porque en nuestro país el cine de género es difícilmente bien manufacturado y recibido. El terror y el horror son ejes respetables que pocos han logrado dominar y presentar con dignidad, y me emociona que Emilio se agregue a los Taboadas o Del Toros.

Si bien en los últimos años he visto con taquicardia algunos thrillers nacionales como Somos Lo Que Hay, De La Infancia, Vuelven o Las Tinieblas, Belzebuth es hoy, a un par de días de su estreno, una película prontamente referente y de culto para el cine poco explorado y bien logrado del género de terror hecho en nuestro país (guardo espacio y halagos para lo hecho hasta el momento por Lex y Ezban).

Belzebuth es una película prontamente referente y de culto para el cine de género hecho en nuestro país.

Son varias las cualidades de Belzebuth que la hacen una gran película. Las escenas de los infanticidios son brutales, una muestra real del demoniaco comportamiento humano, actual y de antaño. Secuencias que te sacuden de inmediato, y que indudablemente te azotas en un rezo eterno por el derecho de respirar paz. Y sí, a partir de ahí nunca paras de rezar.

El cast es maravilloso. Nunca esta de más ensalsar al nayarita Joaquín Cosío, quien una vez más entrega una interpretación entrañable digna de premios, risas y sobresaltos. Además, tenemos a Tobin Bell, capo del terror gringo, y un par de morros menores de 6 años que vaya que gritamos y lloramos con ellos.

Es importante hablar de los efectos visuales y especiales; son maravillosos. Si bien es una película con clichés marcados del cine gringo serie B ochentero y en dónde los sobresaltos los ves llegar (y aún así funcionan), Belzebuth presume ser una propuesta enteramente mexicana, en presupuesto, hechura y experiencia. Es aplaudible la terminación visual de cada una de las secuencias, pues es en los efectos en donde muchas historias han caído de lo que pudo ser.

Belzebuth presume ser una propuesta enteramente mexicana, en presupuesto, hechura y experiencia.

Si algo me gusta del cine ficcionado es nunca dejar de lado el contexto social real. En Belzebuth encontramos embarrado el quehacer del narcotráfico y el crimen organizado, el tráfico de migrantes, la necesidad de creencia e iconografía religiosa mexicana, la santería y el amor a la familia. Es una saturación de imágenes y ruidos que podrían cansarte si la ves con la obligación de escribir un texto sobre ella, que tal vez un efecto te saque el “no ma”, que no aguantes el inglés hablado por un mexicano o que la sientas larga (sin albur).

Dicho por el mismo Emilio Portes, Belzebuth es una película para el público internacional, es una historia universal que ocurre en un país atormentado por un imperio (póngale el nombre que quiera, que todos caben). Es una experiencia paranormal basada en lo que ahora y siempre será normal. Una anécdota emocional y disfuncional de lo visto en nuestras pantallas. Una película obligada por su calidad y su elegancia.

Por Carlos Rodríguez.

BELZEBUTH / Dir. Emilio Portes / México 2017 / 115 min.


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