Damián Comas enciende las conciencias con Cenizas

Escrito por el mayo 30, 2018

Damián Comas es escritor y artista visual nacido en 1984 en la CDMX. Nos presenta su más reciente novela Cenizas ; una novela fresca y atrevida que se desata con la aparición de Julio, uno de los personajes.

“… se escucha la tos de un hombre que camina descalzo, con un sabor tan agrio en la sangre que los zancudos ya no pululan a su alrededor.“

Esa simple aproximación nos va dando pistas y nos permite ver a un hombre en estado prácticamente salvaje; desprovisto de toda humanidad aparentemente. ¿Pero qué puede ser tan grave para quitarle la humanidad al ser humano? Es una de las preguntas que surge al iniciar esta novela. Por momentos nos trae reminiscencias de “El hombre muerto” de Horacio Quiroga.

“La luz que antecede toda materia separa una vez más la noche del día. Jorge vislumbra la ciudad… Camina. Evade las miradas. La gente se sorprende de su estado de abandono e incluso se disgusta con su olor”

Jorge, uno de los protagonistas de esta historia, vuelve a la civilización después de un aparente exilio, cargado de soledad y un olor que cuenta los días que paso lejos de todo lo humano y sus normas. Vuelve como un hombre hecho harapos con una historia a los costados que el escritor Damián Comas irá desenmarañando poco a poco para mostrarnos que la realidad social en la que vivimos está plagada de prejuicios, desigualdad injusticia. Y de problemas cotidianos que traspasan fronteras y nacionalidades y nos conforman y construyen una identidad.

“En la oscuridad absoluta, en un lugar de todas luces mudo. Solo, como debió sentirse tantas veces el hombre, sin comprender por qué llegó, escondido en las cuevas que simulan tantos sentidos a esta celda , clausurada del mundo que lo acecha».

Damián Comas

Es interesante el pasaje anterior, porque justamente hay una clara referencia a la obra filosófica de José Saramago “La Caverna”; trasladada con maestría hacía el mundo moderno. Muestra dos realidades. La libertad (ese mundo de afuera), y una cueva (una cárcel) que arrebata todo lo humano; dejándonos solos con preguntas aún por hacer.
La historia está ágilmente contada por capítulos, que van dando una visión de mundo de los distintos actantes de esta historia. Poco a poco conocemos la participación de cada uno en el destino del otro. Quizás Julio –otro de los hilos de esta historia– resulta ser un eslabón que retrata cómo es que la violencia del Estado se manifiesta de manera brutal.

“A pesar de que ya está afuera, Julio solo siente una necesidad de huir, perderse entre países y gente , vivir experiencias y añoranzas nuevas, en un idioma y un mundo en que nada se parezca a este. El exilio una y otra vez, no como imagen sino como golpe de martillo que ofrece en el dolor otra opción de vida”

Julio, expuesto claramente a tortura tanto física como psicológica, es el retrato de muchos que aún después de obtener la libertad, viven en constante huida; deseando borrar el pasado y conocer otros lugares donde la violencia, el dolor y el exilio, no sean un destino seguro; sim embargo, caen en una contradicción una y otra vez. El dolor no se olvida, el dolor no se borra ni de nuestros cuerpos ni de nuestra memoria; “ El dolor genera espacios intangibles de los que no se pueden huir”.

Damián Comas

El recuerdo es un Lef motiv; con el que Damián Comas nos acerca a lo más íntimo de cada uno de los participantes de esta historia. Es mediante éste, que los personajes regresan a su pérdida, y desde el presente evocan un pasado que se ha esfumado, se ha hecho cenizas. A pesar de haber sido rebeldes, contestatarios y planear un mundo distinto, esta triste paradoja donde un elemento esperanzador es aniquilado, siempre queda algo escondido que todavía pudiera dar batalla. “Después de unos pasos, la palabra ‹‹libre›› vuelve a cruzar por su mente como una caricia”

Otra de las peculiaridades que podemos encontrar en esta novela, es justamente el lenguaje poético. Qué nos queda sino la palabra después de haberlo perdido todo. Pues justamente es con esta prosa ágil que apela a lo más íntimo del ser; que se escabulle y presiente la hecatombe. Pero también reconoce la belleza en este mundo tan destruido y lacerado . Y es así como dos polos opuestos (tanto la belleza y la destrucción) conviven en esta historia irremediablemente.

“Los libros se vuelven avispas de ceniza que revolotean en las habitaciones. Dentro de uno de ellos se quema una fotografía, usada como separador con tres personas: hija, madre y padre. En las sonrisas de los tres, frente al mar, se funden la plata y la gelatina con las palabras de un texto”.

Damián Comas

La ciudad que retrata Damián Comas, se vuelve una fortaleza infranqueable con una fachada de ilusión; pero que por dentro se pudre lentamente, donde existen toques de queda y que todo desaparece de tajo. Sumida en el abandono, esta ciudad hace lo posible por sobrevivir, muestra sus fallas y su pobreza. “En las esquinas, los indigentes duermen y desaparecen, aunque nada tenga que ver con un conflicto de ideales, pues su apariencia se contrapone a las fachadas del poder, igual que los perros callejeros, que también desaparecen”.

La música es una pulsación constante que habita esta novela, y es mediante un trompetista de Jazz –que interpreta clásicos como My Funny Valentine– que va de bar en bar siendo testigo y partícipe de diversas historias, que lo han llevado a ser justamente un errante, sin raíces concretas que también sufre de discriminación y desamparo.

El jazz es, entonces, este estandarte con el que Damián Comas le permite al trompetista y a un pianista expresar otra realidad. El músico inmerso en la sociedad con su pasión y su gozo, pero también con esa desventaja y esa violencia que los bordea, como seres trashumantes que no tienen un hogar; donde la música es un remanso de este mundo tan desigual y tan atroz.

“ .. Y de ser el trompetista Melleola en el arrabal volví a ser apodado el Negro Melleola. Un negro sin rostro, un negro más. Tan negro que demasiada iluminación me opaca y la falta de luz disipa las líneas de mi cara”.

Dejando al lector un papel importante que es justamente de atar todos los hilos de estas historias que se entrecruzan y en esencia parecen ser la misma. Donde por momentos todos somos exiliados, todos somos presa de la violencia y, sin embargo, hay algo tan único y tan irrepetible en cada uno de nosotros, que a pesar de todo seguimos soñando, seguimos existiendo justamente entre las cenizas.

Damián Comas

 

“― Un mundo que nunca nos perteneció.
― Es verdad. Nunca fue nuestro, y nunca tendrá sentido más allá de lo económico para unos cuantos. Es un viejo cuento de terror y el miedo su instrumento básico: herramienta de conquista , de dominación , de extorsión: una maquinaria implacable, calculada, con fachada de religión, étnica y política , pero que funciona más allá de todos los sujetos que podamos imaginar”.

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